lunes, 10 de mayo de 2010

Suprarealidad

Ante una mujer de fuego,
una mujer madera,
o una sombra violácea parecida a la sangre
tiemblo de temor,
de ganas de perfumarme,
o del reverso de una luz fiel.
Ante una muestra curvilínea,
una recta sinuosa,
o un infinitos puntos apetecibles
gimo de mordazas,
de esas ganas de perfumarme,
o del verso del sueño fiel.
Ante una mujer furor,
una mujer de tal,
o una especie parecida a cualquier cosa
nueva,
me entrecruzo los dientes y los labios.

Sólo una cosa es clara
La carne elije llenarse de gusanos.

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