lunes, 22 de febrero de 2010

NO ME GUSTA KLOSTERBOER, por EJB



¿Qué le vieron? Posta, muchachos. ¿Es para tanto? Sí: está mejor que mi tía. Sí: se la empernaron varios con chapa. Pero... pará. La sonrisa siempre a medio sonreír. Busto, cuanto mucho, reglamentario. Piernas ahí, bien, tampoco la pavada. Retaguardia magra, lejos de las proporciones ciriescas que relamente te vuelan la zabeca. Voz de galletita de agua sin sal. No parece guarra. No cambia el look. No tira frases picantes. No se maquilla. En definitiva, no sin temor de ser vituperado, me animo a vociferar: ¡terminemos con la mentira de Marcela Kloosterboer! Viene y te encara y sí, ¿quién no le da hasta pasado mañana? Pero no, viejo, antes tengo varias en la lista. Y no me vengan con eso de mamá te presento a mi novia y con ésta sí me caso y le hago un hijo por año. Mentira. Acá se habla de quién está más buena y este país, floreciente en sus viñedos, orgulloso de la birome y el colectivo, sacapecho de su carne de exportación y –acá viene la posta-- quiero vale cuatro cuando hablamos de minas que se parten en mil pedazos, no puede considerar a Marcelita como Nº 1. ¡El país de la Coca Sarli y Tita Merello, muchachos! Estamos mal. Como país. Y viene Bublé, chorea lo que hay, y no lo cagamos a palos. Qué lo parió.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Brillante, Alejandro, brillante...
Saludos

Adrianina dijo...

Alguien debía decirlo.

Beso