lunes, 27 de septiembre de 2010

Cuando todo el resto es realidad

¿Y qué hago con la suerte, con la sed, con la locura? Cuando todo el mundo es realidad, qué hago con el sueño que no tengo. ¿Con los lunes que son trabajo y nada más? ¿Con los martes sin creencias?
Tengo que ir a un banco, depositar 400 pesos. Ir a la empresa de celulares que me estafa. Pelear 200 pesos. Pssar por pago fácil, perder 100 de la luz. Llorar un rato, gratis.
¿Y qué hago con las ganas de un bar una tarde cualquiera? ¿Donde compro la cerveza que me debo?
Que poco divertido es caminar, cuando todo el resto es realidad.
La catarcis y las compras. Los amigos que no tienen tiempo azul para perder en peregrinos. Los salvajes números asteriscos. Y mi nombre y el de aquella. Las ganas postergadas, el sí que no que sí. Ese momento efímero de valentía, de arrojo, de abandono. De qué vale vivir sin soledades a montones que nos borren las soledades a montones que nos pesan en la espalda solitaria de un momento, un momento peculiar (cuando todo el resto es realidad), un momento luz negra, luz que no, luz abismo. Qué hacemos, qué bailamos, qué jugamos. Cuando todo el mundo es realidad, batimos el record de nuestras propias ganas de matar!

jueves, 23 de septiembre de 2010

White Memories

I

La primera ducha
llegar a ser hombre según mi padre
al dejar la inmersión
abandonar ciertos placeres:
la piel de viejito tras media hora o más
el recorrido inepto del jabón bajo el agua…
Todo a favor de un descubrimiento cuasi adolescente
pasar al fútbol de bañadera
con el mismo jabón bordeando las paredes como skater
ida y vuelta mientras el agua desde el cielo me baña de hombría
“pues los hombres se bañan de ducha”
dice papá
y dejan pelos en la esponja
aunque no los tengan
(ni a los doce
ni a los quince)
los hombres se bañan de ducha
hasta que el hombre se impone al hombre
y en un baño ya propio
(con veintitantos o más)
vuelve el placer de la inmersión.