miércoles, 9 de abril de 2008

De Girondo

Hoy descubrí a Girondo, y me apena confesarlo, que a veintidós años de vida recién descubro a Oliverio.
Fue por casualidad, o por afán de curioso, pero leyendo en reseña biográfica leí también un poema, “Destino”.
Y entonces recordé “Se miran, se presienten”, y entonces descubrí que habiendo estado allí, siempre cerca, yo nunca antes había reparado en él.
También leí sobre cierta enemistad con Borges, que no me interesa corresponder con opiniones.
Tuve la dicha, esta tarde, de descubrir a Girondo y, como cuando se descubre un amor –que parece ser el único aunque no vaya a serlo-, festejé en mi intimidad.


DESTINO

Y para acá o allá
y desde aquí otra vez
y vuelta a ir de vuelta y sin aliento
y del principio o término del precipicio íntimo
hasta el extremo o medio o resurrecto resto de éste a aquello o de lo opuesto
y rueda que te roe hasta el encuentro
y aquí tampoco está
y desde arriba abajo y desde abajo arriba ávido asqueado
por vivir entre huesos
o del perpetuo estéril desencuentro
a lo demás
de más
o al recomienzo espeso de cerdos contratiempos y destiempos
cuando no al burdo sino de algún complejo herniado en pleno vuelo
cálido o helado
y vuelta y vuelta
a tanta terca tuerca
para entregarse entero o de tres cuartos
harto ya de mitades
y de cuartos
al entrevero exhausto de los lechos deshechos
o darse noche y día sin descanso contra todos los nervios del misterio
del más allá
de acá
mientras se rota quedo ante el fugaz aspecto sempiterno de lo aparente o lo supuesto
y vuelta y vuelta hundido hasta el pescuezo
con todos los sentidos sin sentido
en el sofocatedio
con uñas y con piensos y pellejo
y porque sí nomás

Oliverio Girondo

1 comentario:

ade dijo...

- Yo descubrí a Girondo gracias a Sebastián Barrasa que me recomendo leerlo. Amo a Oliverio Girondo. Ade