martes, 21 de abril de 2009

penas

Entró al baño, cerró la puerta con llave y encendió la luz. Bajó la tabla del inodoro, tiró la cadena por si acaso quedaban restos de desechos, y tras bajar sus pantalones intentó expulsar las entrañas por su esfínter. Al ver sus intenciones irrealizables dejó de hacer fuerza. No quería cagar, ni liberarse de algo que le hubiera caído mal, quería sacarse las entrañas y la memoria de las últimas dos horas de conversación.
Quedó entonces, Alejandro, un rato allí sentado, postrado; sintiendo entrar todo el desencanto de una vida que para algunos es posible y para otros irrealizable. Sintió el dolor de lo que nunca va a suceder y dejó caer los brazos. Entonces, en un gesto romántico y cursi, lloró al menos dos segundos, sin ruido ni espasmos. Habrán sido tres o cuatro lágrimas espesas, y después se levantó junto a sus pantalones bajos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Que retrato de la pena! ¡Buenisimoooooo!
Saluditos

Casa de Los Cuentos dijo...

Hola Alejandro

Hoy estoy de paseo por la red en busca de contadores de cuentos, letras nuevas, amigos para aprender y compartir. He venido a invitarte con especial motivo para que me acompañes esta semana en que dedico a la lectura de las letras Argentinas. Espero que lo que estoy leyendo te guste tanto como a mí. Espero tu visita en mi Casa der los Cuentos, tus opiniones y comentarios. Saludos desde Mérida, Venezuela. Jabier.

CARMEN MORTE dijo...

hola alejandro, soy carmen morte.....y me gusta mucho lo que haces con tus pensamientos y las palabras, como decifras el mundo escondido detràs de un pseudonimo que te va muy bien... te felicito y admiro.

cariñosss