martes, 14 de junio de 2011

Sobre el 14 de junio o los aniversarios que me acuerdo

Quise escribirle un poema alguna vez, pero el intento quedó vano.
Supuse de antemano que una canción no le gustaría, tal vez una milonga, pero no domino los trabajosos rasguidos de una guitarra.
Pensé también en una semblanza, pero sería una más, un poco más de agua bajo algún puente en el que, dicho sea de paso, siento estar desde que nací. Porque crecí en un puente viéndolo correr, a él, a Borges, único en su especie, universal.
A sus veinticinco años prolijos de ausencia y de muerte, yo sigo queriéndolo como siempre, como nunca, de esa manera única que se presta cuando no se lo conoce, porque no lo conocí. Soy de los pocos que no lo conoció, parece... Digo, en persona. Una vez él mismo bromeó con Bioy mientras firmaban ejemplares en la feria del libro: "he firmado tantos libros que en con el tiempo será mucho más valioso uno que no haya autografiad". Y se habrá reído, supongo, de esa manera que tampoco conocí.
De todos modos, no haberlo visto no me aleja de su encuentro. Lo quiero tanto, con un amor sin fisuras, un amor libre de ideologías y de espantos, carente de rencor de silencio y de vacío.

Y tal vez por eso todas mis ideas no se completaron en propuestas ni en fallidos. Tal vez por eso solo pensé en hacer esta salvedad, este mínimo minuto para su recuerdo, este sentir profundo que podría leerse así: GRACIAS BORGES, GRACIAS POR TODO.

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