miércoles, 16 de abril de 2008

El rio


Y para acá o allá,
Y desde allí otra vez,
Y vuelta y vuelta,
Surge soberana
La tierra de mi piel,
La vacua y vana
Y terca soledad que envuelta
En gana,
sobrevive a nuestra miel
De enferma y sana
Relación de pura sien
Pero con ansia
de terror, de olvido
Y de jactancia,
En donde todo es vuelta y vuelta
Soberana,
Sobre la sombra inmóvil de mi cama
Que guarda poesía
envuelta y larga
arriba mío o tuyo aquella sabia
de tronco de nogal, madera amarga,
que emana para mí la suave magia
De quererte entre mi letra y mi arrogancia.

Pues esta confusión muestra dos bandas:
La intelectual, muy fiel a mí, que no me cansa
Y me reprocha el hablar sin la elegancia
esperada en cierta casa o cierta estancia.
Es el hablar sin el sentir, a voz que, mansa,
Se repliega en el saber dando distancia.
Y pregunto, ¿es expresión o es ejercicio?,
El jugar con las palabras y los ritmos,
El mostrar en poesía cierto vicio,
Y contar lo que se cuenta en simetría,
O mostrar el sano juicio o artificio
De inventar con el lenguaje la alegría.
Ya una vez entrado en vasto mundo
La cuestión se retuerce por completo,
Y se forma un debate vagabundo,
Y adscribir a una escuela es el decreto.
Y se vuelve ahora hábito y usanza
-siendo patria de extremistas y de huecos-
Defender a una postura a ultranza.
Verso libre (o prosa), dado sin nostalgia,
o rima veterana, en danza
de métricas y normas varias
de sonetos, tradición, y no vanguardia;
de Quevedo, de Machado o Garcilaso
de aquel Borges, de Manrique, o de Unamuno;
de academia, de respeto, de cuadrado;
y de aquellos que fundaron el futuro.
O tal vez alternativas y anarquía,
O tal vez la nunca rima y siempre arritmia,
Poesía del fluir de las ideas
Y del fruto de la mente y la belleza.
Con palabras en formas y en maneras
Que a la vista se mostrara la destreza;
Fue Juanele, lo fue Whitman, o Neruda
fue Bukoswki, lo son varios, fue Girondo.
Y destaco en Oliverio lo profundo
donde el barro sublevado se resigna
a entender el verso libre en forma digna;
y a sentir que algo hay en ese mundo.
Pues “se miran, se presienten”, o “destino”,
dan la nota, dan también la forma insignia,
y rebajan a la crítica al mal tino,
Y una vuelta que se vuelve, me retuerce,
Se repite, se acomete, se envejece,
Se interpone, se rebaja, se amotina,
Se recuerda, se refleja, desvanece,
Y se encuentra, se refuerza y se aglutina.
Y se explota, se extermina, y amanece.

Nada es dicho,
Si la emoción se inventa.
Todo es forma,
todo es plagio o es mentira;
Y el que fue que me inventó,
lo soy de vuelta,
Hoy soy dado a lo que dan las poesías.

3 comentarios:

Rosario dijo...

speechless. Simplemente anonadada. Hace mucho que no leía buena poesía. Y claro está, también me pica la envidia, ¿desde cuando me hurtaste el afán de escribir?

Ro

Gala dijo...

Buenas mi querido Bennet,creo que sí, que he vuelto, aunque bien podría ser que esta vuelta es una ida a otra parte, ¿quién sabe? Usted comprenderá muy bien... ¿esta ido o esta vuelto? Avíse... creo que nos debíamos algo.

Saludos

Gala dijo...

vovlí a leer esta poesía, y se me ocurría decir una palabra nomás (sin querer adularte demasiado) "magnánimo".