lunes, 4 de enero de 2010

El terror no está en la plaza

Alguna vez me pregunté dónde quedaba el colmo. Y llegué, línea directa al colmo de las cosas: las plazas de Buenos Aires cerradas por año nuevo. Una evidente ínfula de primer mundo mal direccionada. Una decisión macrista-vecinal que desestima (sin mencionar desoye) el poder del espacio público. De hecho, lo vuelve espacio con público: cuadro al que se mira y no se toca…
Y yo digo: con qué derecho los vecinos de un barrio (o su intendente), deciden quitarle la posibilidad a la gente, al caminante, al vagabundo, de entrar a una plaza cuando se le venga en gana. ¿Cómo le ponen rejas y candado y terror y bronca a un patio verde?
Cómo es que nos ganó el miedo de entrar por el sendero de árboles, la suposición de que el peligro se mitiga con rejas... Cuándo fue que el vandalismo le ganó la pulseada china, mínima pulseada que nadie sabía que existía, a la libertad de pasear, como diría Thoreau, hacia una Tierra Santa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustó mucho.¡Muy buena reflexión!
Un abrazo y feliz 2010