lunes, 19 de abril de 2010

Dos alegres novedades


Sobre que soy monotemático, el destino se empeña en darme razones para seguir siéndolo. Hacía dos semanas que no entraba a una librería hasta que hoy, caminando por Florida, recuperé el hábito. A los diez minutos ya tenía $150 menos en la billetera y me acordé por qué estaba evitando las librerías. Puntos a favor del caso, siempre los hay, ¡ya acumulo 479 puntos en mi tarjeta CúspideMax!...
Por más que me ría los que se ríen son ellos: gracias a ese cartoncito pro fidelidad abandoné en gran parte mis compras en las librerías de saldos de Corrientes, que ya no son lo que eran, es cierto, pero aun lo son… No importa, si yo gasto $500 accedo a $50 gratis. Bueno… gratis… digamos: de crédito.
De todos modos no pretendía hacer una defensa de mi consumismo imbécil, ese que me lleva a pasar horas en las salas climatizadas y complementadas con cafecitos Aroma, jugando a que soy un intelectual burgués que está al tanto de las últimas novedades editoriales… No, esa no era mi intención, aunque, mea culpa mediante, sí es cierto que paso horas en ambientes climatizados jugando al intelectual burgués que está al tanto de las novedades editoriales, las cuales examino sentado en la silla esquinera de Aroma tomado un frapuccino trota y mocha plus tentación del verano, o lo que sea.
Sí… más me valdría comprarme clásicos por cinco mangos en Corrientes y pasar el resto del tiempo leyéndolos… Pero bueno, para que llegue la madurez hace falta haber sido un pelotudo.

Volviendo al caso que me compete, las dos alegres novedades (editoriales), son: una nueva antología poética de Nicanor Parra (“Parranda Larga”, Ed. Alfaguara), y una novela inédita de Roberto Bolaño, escrita en el ´89 según parece, (“El tercer Reich”, Ed. Anagrama).
A la antología de Parra me refería al mencionar cierta afición del destino por mantenerme en la vía de los monotemáticos.
Es un recorrido cronológico de su obra cuya selección está librada al gusto y criterio de Elvio Gandolfo, quien se define a sí mismo como un lector y re lector constante de Parra. La crítica formal de la selección o la edición la dejo para críticos más calificados (o crítico pagos por la editorial, lo mismo da). Yo simplemente quería hacer una suerte de brindis lingüístico por esta hermosa novedad llamada poesía. Además, recién hoy duermo con ella. Como a un Orfeo personal voy a abrazar mi nuevo libro pasada la medianoche para que me guíe por el sueño antipoético de quien no mira para atrás. “Y el viajero que mira para atrás/ corre el serio peligro/ de que su sombra no quiera seguirlo”. Parra como Virgilio. Y yo como Parra, artífice de artefactos: las citas son la memoria acomodada, y son caóticas.
Delirium Tremens. Me quedo con la página 336 de la antología:

PRONUNCIANDO TU NOMBRE TE POSEO

no ganas nada con huir de mí
puesto que como dice el título de este poema
pronunciando tu nombre te poseo


Novedad dos.


De Bolaño qué puedo decir. O se eligen las mejores palabras o no se habla. Y todavía no empiezo a leer esta novela que, curiosamente, recién descubren. Supongo que, como Pessoa, Bolaño también tendría algún baúl cerrado que los trabajadores infatigables de ANAGRAMA no habían podido franquear. No obstante, siendo que poco me importa la moral de las editoriales o la pista geológica de los manuscritos, es una novedad que celebro. Porque siempre celebro tener algo más que leer de Bolaño.
En este caso se trata de una novela larga, creo que la más larga después de Los detectives salvajes y 2666, lo cual es alentador, ya que en el escritor chileno mientras más extensa, mejor es la obra. Vale aclarar que si bien la norma me parece precisa, aplica en tanto las dos obras fundamentales del escritor, que son las más largas, son las últimas que escribió, es decir, las que llevó a cabo en su máxima madurez literaria. (También es cierto que entre Los detectives y 2666 escribió pequeñas novelas que, a mi modo de ver, podrían leerse como capítulos perdidos de las dos obras antes mencionadas).
Por esto mismo es que el ser más extensa que Nocturno de Chile o Estrella distante no significa necesariamente que sea mejor. Es una novela escrita a fines de la década del 80, cuando la poética de su prosa aun no había logrado ese vigor que llegó en sus obras fundamentales. Además, la biografía siempre alumbra, aun no sabía de su enfermedad, o aun no la tenía. Y en Bolaño la proximidad de su propia muerte cumple un papel fundamental en su obra.
Qué más da, hablo por boca de ganso. Como dije, todavía no leí la novela y no puedo afirmar ni mu. Además me va a gustar, como en todo fanático: opera más el sentimiento que el juicio.
Ya hablaré con más fundamentos. Llegará el día, oremos, en que aprenda a hablar con fundamentos.

1 comentario:

Alejandro Bennet dijo...

Leopoldo: en mi opinión, y viendo que ya leiste Los detectives salvajes, te diría que te conviene 2666, pero te diría eso en tanto es lo mejor que hay para leer. A mi gusto, incluso mejor que Los detectives, que también me deslumbró. Pero... si el afán es cronológico, podés leer primero otros, si la idea es guardarte algo, también... pero si la intención es leer lo más importante, no lo dudes.
Mi viaje a Chile es el 30 de abril, ya te contaré. Y respecto de la antología de Pessoa , sí, la tengo, es de la editorial argonauta. Es buena, digamos, es una buena selección, pero un tanto acotada. Aunque cabe la posibilidad de que hayan sacado una segunda mucho más amplia, no estoy seguro.
En fin, te mando un abrazo y seguimos el diálogo