miércoles, 12 de mayo de 2010

En un bar

I

El fondo helado del vacío
en copa
de vidrio y de naranja
ya fajinada por labios
sudada tiembla
siguiendo el compás de la mesa trunca
que es su tierra firme
y a veces
sufre terremotos
levísimos y efímeros
que mueren
hacia arriba
cuando la superficie helada
uniforme
del estanque de mi copa
vibra
y susurra así
que no hay fondo
siempre y cuando
quede el hielo.

II

Luego está la chica
pañuelo violeta en la cabeza
seda
resaltador juvenil
de ida y vuelta
presuroso
sinónimo de “mirá”
“acá estuve”, “acá volvé”.
Medialuna en la derecha
luego en la boca
y ya no hay tal
media luna
bajo el techo toldo del bar
en que ella
de pollera a flores
estudia en fotocopias blanco y negro
que colorea de amarillo
y sumerge en humo
de cigarro
cigarrillo
en un velo
con punta de fuego
va cayendo lánguidamente
en el cementerio de cenizas
donde ella otra vez
deposita su don de usar y crear
con el café en la mesa
las uñas de azul
y cara
tan diáfana
tan nítida
a mí
sentado en la otra mesa.

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