domingo, 10 de junio de 2007

En busca de la incomodidad

El único lugar que me perenece es el impropio:

Porque amo hundirme en mí, sin salir de donde estoy,
Es que salgo del espacio donde el mundo me escribió.
Porque admiro los confines de cruel interdicción,
Es que persigo demencias, mil tristezas y dolor.


Porque encuentro en la locura un albergue solitario,
Es que quiero estar incómodo donde quiera que me encuentre.

Me gusta la soledad tanto como el producto de ella misma, la soledad.
Cada día que despierto en mi cuarto me siento un poco vacío, y no digo triste porque eso sería románticismo en vano.
Descubro, muy a menudo, que los rincones mas preciados de mi mente son los ajenos, quizás los tuyos, que estás leyendo.
No es una filosofía, ni una teoría u algún invento literario, es simplemente una sensación. Es el amor a lo impropio lo que me inclina a infinitos cambios. Es la eterna búsqueda de la incomodidad, ese cáliz tan desprestigiado.

De eso se trata mi vida, de escaparle al conformismo, si es que ese término no queda chico.

2 comentarios:

Horacio Sanchez Mariño dijo...

Muy interesante. A quien escribe en este mood, recomiendo leer el "Libro del desasosiego" de Fernando Pessoa.
Felicitaciones por el blog.Un hombre de 50 años envidia la audacia y empuje para escribir y poner en el ciberespacio estas cosas. Parecés joven y, a tu edad, yo ni mamado me animaba. Muy bien, adelante!

El Analista dijo...

A mi me encanta la soledad en si misma, la paz para conmigo mismo, por eso elijo mucho a quien le permito romperla