martes, 1 de enero de 2008

Feliz año viejo

Brindo por la luna que se dio, por la luz blanca y definida que se posó en el cielo cierta noche para recordarme que de a poco la agonía se torna disciplina. Brindo porque un astro surge cuando el alma pide, de a súplicas, una limosna impertinente.
Brindo y auguro un feliz año. Yo, que sé poco de la vida, hoy me siento a confesarme que sé poco. Y al resguardo las sonrisas, o las ganas de saber. Al resguardo ciertas noches que no sé si han de volver. Al resguardo todo junto, los lamentos y las fiestas. Ver, mirar, para adelante y esperar un buen comienzo.
Con la esperanza nueva y los bolsillos gastados deseo un feliz año al mundo y a los polos. A las energías y las mufas. A los cientos de perdidos, a los equivocados. A los que turban la vista a negro y se desloman por un llanto. A los felices infelices, que son felices por ser algo.
Al universo en general, si es que existe el universo, un abrazo fraternal, una palmada consuelo, una risa que me alivie y hasta el dos mil ocho, tierra.

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