domingo, 14 de marzo de 2010

Domingo

Y así desesperado tal vez acaso quizá pueda. Así de a poco adrede abierto. Así embebido ebrio emancipado. Y luego cortado a la mitad en trozos de esperma acuoso verde soso. Hecho de polvos y hechos. Con y sin pruebas de mi identidad. Así tirado al pasto azul al hielo al suelo despejado que se calla tras caer caerse encima mío o encima de quien no puede recibir peso. ¿Encima de quién? ¿De quién? Disparen apunten fuego. Ya murió dos pasos antes con el primer grito. ¿Encima de quién? Salí corré salí. Garganta. Salí corré salí. El ojo está seco está rojo está cojo tuerto y mudo. El ojo que no llora no habla ¿y el silencio vale más que mil palabras? No me pronuncio, no me nombro, no me existo. Si me llamo la encuentro si me llamo la encuentro si me llamo la encuentro. Todavía no volví a ser individuo. ¿Y el silencio vale más que mil palabras?

Voy después, bastante lejos, y descubro que callar es una guerra.

No hay comentarios: