martes, 18 de diciembre de 2007

Cuando el mundo para

Lo sé, yo soy más bien drástico. Paso de un polo al otro sin siquiera darme cuenta de que existe un movimiento.
Lo sé, que saco conclusiones apresuradas, que camino más rapido de lo que corro, que apuesto todo el sueldo que no tengo.

Pero así suele ser el hombre cuando prefiere aferrarse a lo que dejó en otro lado. Sólo que llega un momento en el que se vuelve insostenible ser sincero: entonces se sacan a relucir las mil quinientas técnicas freudianas de auto defensa y toda angustia se va al carajo. Dicho carajo queda en e hueco vacío del cuerpo que el psicoanálisis quiere llamar inconsciente.
A ese recobeco escondido voy a volver en unos meses, para sacar a relucir el polvo acumulado y disfrutar de esa reserva. A la vez ese día voy a llenar tal hueco con lo que vaya acumulando estos meses de viaje. El hueco, que no es tal cosa, se llena siempre con lo inmediatamente abandonado. El hueco vive lleno, y si se lo llama hueco es por la sensación eterna de que algo falta. ¿Sensación eterna o sensación humana?, veremos cuánto vive el hombre.
Hombre... esa especie de artefacto vivo creado por si mismo. Robot que siente. Animal en busca de nostalgia, por lo que tuvo o por la nostalgia que tendrá. (Dicha idea la recojo de Pessoa y la usurpo a cada rao).

Ayer, mi día de ayer, fue algo que habrá sido importante. Tengo registro y lo plasmo a continuación:
Desperté en el cuarto del hostel, la luz siempre me despierta. Chequeé que todo siguiera igual y así era: yo estaba en Brooklyn, afuera todo estaba blanco de nieve, en mi cuarto dormían ocho personas y yo era una de esas ocho.
Crucé miradas con uno de las italianos de la cama de al lado, "porca putana" dijo por alguna razón y yo me acordé de mi amigo Mattia. Los italianos en el hotel son tres: Paolo, Caetano y Mateo. Se van la próxima semana y es una lástima porque son divertidos y parecen buenas personas. Pero esto es la vida y las buenas personas siempre están yéndose.
Ellos me consiguieron el trabajo del que contaré después.
Habiéndome levantado e ido al baño y haberme bañado, desayuné. Habiéndo desayunado me junté con el grupo (dos argentinas, una paraguaya, Mateo y Adam -un australiano fenómeno que viajó por todo el mundo-). Las argentinas son Carolina y Piedad, se suponía que trabajaran conmigo en Novecento pero parece que Novecento no va a trabajar con nosotros. Tener compatriotas siempre ayuda, y en estas situaciones uno se hace de amigos confidenciales muy ráidamente. ("Ellos se juntan"... el verso de que las comunidades tienden a permanecer unidas tiene más de cierto que de verso).
Unidos entonces fuimos a recorrer, tomamos el subte, bajamos, vimos algo de ropa usada-bonita-y-barata, volvimos al subte y llegamos a Manhattan. "Avenida de las americas" decía el cartel, era lindo. Siendo temporada de navidad, decorada cada avenida con luces rojas, nieve por algunos lado... nosotros cumplimos la tradición cual fiele turistas: diez dólares y a patinar al aire libre -y helado- mientras vemos el Empire State. Algo aprendí, la próxima me mando con las piruetas y a la vuela a hacerlo por un sueño en Argentina. (Verán fotos cuando se cansen las palábras.)

Finito el patinaje encaré solo para "Little Italy". Busqué el Ristorante "Giovanni da Napoli" y pregunté por Salvatore.
Al minuto me puse a trabajar, es decir: a pararme en la puerta del restaurante para atraer a la gente, ofrecerles chequear el menú, decirles lo buena que es la comida (mentirles ya que nunca la he probado), y hacerlos pasar para dejarlos en la mesa con el menú en su poder.
Hacen cerca de 0 grados, o menos. Yo me abrigo hasta las orejas y la gente casi que no saben la cara que les habla. Nunca, es decir nunca, pasé tanto frío como ayer parado durante cinco horas en la esquina de Mulberry y Hester.
Después de la primera hora encontré los trucos: mirar a los ojos para obligarlos a una respuesta, hablar un inglés italianizado para que crean que soy tano, ser educado -sobre todo educado-, pero ser también chistoso -en realidad sobre todo chistoso-. A las abuelas decirle chicas, a las chicas tratarlas de hermanas de las abuelas, a los hombres preguntarles si probaron comida italiana y al escuchar que sí preguntar si les gustó para luego, al volver a escuchar que sí, decirles que por qué no repetirlo entonces. "Speak, speak a lot" dice Salvatore. No dejarlos razonar, ser molesto, cara dura, casi que obligarlos. Si yo fuera el cliente me odiaría, pero los clientes no son irritables como yo. "More peolple inside, good for you, god for me, good for everybody", insiste salvatore.
Si alguien duda, les digo "is worm inside", sólo eso y ya se ríen... rien y entran... humor y compra van de la mano.
Si siguen dudando aludo a una locura momentanea y les ofrezco una copa de vino de regalo... ya no dudan, creen que me engatuzaron y ganaron... pero luego de su sensación victoriosa entran.
Y así me gano la vida, o me la ganaré. Parado varias horas a la buena de dios o de mi esquina, esperando gorditod que quieran comer. Pescándolos, porque se me llama "pescatore". Siendo un poco clown, haciéndo el ridículo en pleno Nueva York. Pero a la larga todos se ríen y casi que son mi público, así lo todo: como mi público y mi entrenamiento. Cuando vuelva voy a haber aprendido de escenario, de audiencia, de fracaso, de éxito, de italiano y de frío... enteramente de frío (las manos se pierden en un hielo ficticio, los ojos lagrimean glaciares, el pecho muere de a poco y los labio quebrados se vuelven a quebrar, y otra vez y otra vez). Al final, una esquina de New York habrá sido mía y también sus dólares.
Viene noche buena y año nuevo... la gente se pondrá generosa y saldrá a bscar comida. Todos serán míos, des pescatore argentino (que se hace el italiano). El final del día estuvo bien, comí pasta, tomé coca y cobré mis propinas, mis buenas propinas que, a este ritmo, me van a mantener sano, salvo y bien alimentado.

Eso fue todo lo de yer, y lo de hoy mientras lo escribí... La enseñanza que me inculco, además de que trabajar es más provechoxoy productivo que llorar, es que ser gracioso o cara dura es un buen negocio en los Estados Unidos de America.
Casi que diría: be funny and you will have the world in your hands...

Si quieren fotos aca estarán: http://www.flickr.com/photos/8199170@N02/

2 comentarios:

Rosario dijo...

Lucky son of a bitch. A pesar de que sentís que usuahia es hawaii al lado de brooklyn seguro que este viaje va a terminar por ser, como quien dice, inolvidable. Me divierte leer de tus aventuras, hasta que tenga una propia.

un beso y cuidado con 50 cent, Jay Z y Usher.
Ro

Gastón Bourdieu dijo...

mas que nada comento para que tu orgullo se infle cual globo aerostatico por tener otro comentario mas, jaja
bueno el post, no me explico como conseguiste las tildes y las eñes (si es que hubo alguna, no lo recuerdo) esperamos mas
saludos
gato