jueves, 6 de diciembre de 2007

Publicidad y otras angustias

Hace varias horas y muchos días que estoy estudiando un campo atroz de mis estudios universitarios. Por estos momentos me siento en las antípodas de la inspiración, aunque no sé si tal cuestión de musas es cierta. Pero hoy, ahora, ya… soy tanto menos que una mente creativa.
Y lo siento cómico cuando bajo la mirada y me encuentro leyendo autores estadounidenses que parecen estar convencidos de las mierdas persuasivas que creen escribir. Alguien me dijo que hay que saber cómo piensan las mentes que gobiernan el mundo… yo me rindo a no entenderlo pero con la conciencia limpia. A su vez escucho un “vocal jazz” de Billie Holiday y me dan ganas de mover las piernas en algún ritmo particular, ¡viva el arte de la vida cantada y sus contagios! Después veo el reloj y caigo en la cuenta de que en dos horas estaré sentado en una silla o pupitre y tendré que reproducir pensamientos vacíos en una hoja que será examinada por otra embajadora de la basura persuasiva.
Estudio técnicas de creatividad y acto seguido me siento increíblemente repetido, trillado y burdo. Estudio cómo debe hacer un planificador de medios para que el jabón tal se venda más que tal otro y por qué es que conviene pautar (siempre dicen pautar) en tal revista o tal otro “vehiculo”.
Pero también hay temas de estrategia, porque como en la guerra (y citan “El arte de la guerra”), la publicidad se basa en mentes ávidas y osadas que blanden las espadas del lenguaje. Ellos creen manejar el lenguaje como nadie. Ellos creen en ellos más que en cualquiera.
¡Dios!, hay días como hoy en que me doy cuenta de que realmente, con las entrañas y la mente, en todo aspecto, odio a la publicidad y a los publicistas. (Sin contar a mis amigos que fueron mis amigos y que, por canto trágico del destino, devinieron publicistas).
Pero en fín, así es la vida y así parece que será la comunicación: cerrar este escrito, cargarlo al blog, apagar la computadora y seguir perforando a mi resistencia con los genios del marketing. No obstante hoy lo detesto todo, y quiero que lo sepan. Hoy, previo al final de publicidad, lo detesto todo.

1 comentario:

Diego M dijo...

Que molesta es la gente que cree saber todo sobre algo!!
Estimado Alejandro: ¿que te puedo decir? lo de las musas es cierto, también es cierto que el hecho de estudiar para un final de publicidad las adormece, pero también es cierto que, en tu caso, lograron sacarte una muy buena catarsis!
Suerte en el final y en la vida y en la escritura y en la publicidad.
Y demostrale a esa gente que sí, que se puede ser original al querer vender un jabón :-)
Abrazo!